viernes, 18 de enero de 2013

¿Qué es confiar en Dios?


“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre” (Salmo 125:1)

Todos los días enfrentamos dificultades. No hay duda de que así es. Algunos, frente a éstas, se desesperan, otros, se enfadan y otros quedan totalmente perplejos. Los hay también que no dan mayor importancia y que viven, supuestamente, en una perenne tranquilidad. Como vemos, todos enfrentamos dificultades y en lo único que diferimos es la forma como reaccionamos delante de ellas.

En el ministerio he podido conversar con varias personas que pasan por dificultades. Algunos sufren por problemas matrimoniales, otros por salud, otros por trabajo, etc. Normalmente las personas me preguntan: “pastor, sé que el Señor tiene un propósito para todo esto, pero ¿por qué siempre en mi vida todo es tan complicado?”. Podemos dar varias respuestas y procuren calmar los corazones afligidos. Sin embargo, lo único que realmente podemos hacer es confiar en el Señor.

¿Qué es confiar el Dios? Una buena respuesta sería esperar con firmeza y convicción en sus promesas

Veamos cada una de las partes de esta definición.

1.       Esperar: Esta palabra apunta para permanecer en un mismo lugar hasta que ocurra algo. La idea es que nada nos puede mover de nuestra posición hasta que Dios actúe. Un ejemplo perfecto de esto son las palabras de Job quien, a pesar del profundo pozo en que se encontraba, esperaba en el Señor (Job 6:11; 13:15a).

2.      Firmeza: Esta palabra tiene la idea de constancia, es decir, aquella fuerza interna que no se deja dominar ni abatir. La firmeza es perseverancia, aquella virtud que nos lleva a no desistir. El Nuevo Testamento usa esta palabra para describir la actitud de mantenerse en aquello que se cree (Col. 2:5; 2 P. 3:17).

3.      Convicción: Es a aquello a lo que estamos fuertemente adheridos. La idea es no soltarse, permanecer agarrados fuertemente (Flp. 2:16; 3:12).

4.      Promesas: Las promesas de Dios son expresiones de Su voluntad. Él ha decidido hacer o darnos algo. Sus promesas son todas bendiciones que recibimos por gracia, es decir, de forma inmerecida (Hch. 1:4; Ro. 15:8; 2 P. 1:4).

Dios siempre ha ordenado que Su pueblo confíe en Él. No se trata de una confianza ciega, sino que descansa en la inmutabilidad y fidelidad de Dios. Él no cambia, por lo tanto, si algo ha prometido, a su tiempo lo hará.

Así que, querido creyente. Espera pacientemente en el Señor sin importar las dificultades. A su debido tiempo, Él hará.

“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” (Salmo 37:4-5).

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