martes, 9 de octubre de 2012

UN VERDADERO CORAZÓN QUEBRANTADO (Joel 2:1-17)



Una tragedia es un acontecimiento fuera de lo común, anormal y que tiene repercusiones negativas y daños físicos, materiales y morales. Si miramos para la historia mundial podemos recordar varias tragedias. ¿Cuál es la mayor tragedia de todas ellas? ¿Será el naufragio del Titanic en 1912 que dejó 1.494 muertos? ¿Será la Primera Guerra Mundial de 1914? ¿Será la Segunda Guerra Mundial de 1930 a 1945? Existen por todas partes monumentos con el nombre de millones de soldados que murieron en esas guerras. ¿O serán las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki? ¿O será el ataque terrorista del 11 de septiembre a New York? ¿Será el HIV?

Poco se sabe de Joel. Solamente sabemos que era hijo de Petuel. El objetivo de Joel era advertir a la Nación de Israel sobre el Juicio venidero y, también, llamarlos a la humildad y al arrepentimiento.
En el capítulo 1 del libro, Joel describe la plaga de langostas y la sequía. Estos desastres, tal como nos dice el libro, vinieron de las manos del Señor. El profeta, frente al desastre eleva una oración de luto para enseñarnos cómo debemos enfrentar las catástrofes de la vida.

En el segundo capítulo, el profeta describe la disciplina de Dios. El desastre era enorme. La invasión de langostas es una descripción literal, como también la sequía. El caos era total. Esta invasión no fue una tragedia natural, sino que una manifestación de la vara del Señor sobre el pueblo de la alianza. No fue un caso fortuito, sino una acción soberana del Señor.

Este texto nos enseña lo que es un corazón quebrantado.

El CORAZÓN QUEBRANTADO CONOCE EL DÍA DEL JUICIO DEL SEÑOR (v.1-2)

Existe una pista importante para descubrir el propósito de Joel en este capítulo. El profeta inicia sus palabras con una advertencia para el futuro (verso 1).

En el capítulo 1 Joel describe algo que ya pasó. En el capítulo 2, está hablando sobre algo que va a suceder, es decir, un evento futuro llamado Día del Señor (Lit. Día de YHWH).

El Día del Señor es una expresión bíblica que representa todos los juicios de Dios sobre la Tierra. Por lo tanto, ocurre durante toda la historia del Reino de Dios y está presente en cada juicio particular. Este día termina con el Gran Día del Juicio, en la segunda venida de Cristo, cuando el Señor venga para juzgar con justicia a las naciones.

El texto nos dice tres grandes verdades sobre ese día: 
1. El día está cerca (2:1).
2. Será un día de grandes calamidades (2:2).
3. Será un día insoportable (2:11).

Frente a la inminencia de ese día, el profeta llama al pueblo al arrepentimiento. Ahora, ¿el pueblo comprendería lo que eso significa? ¿Será que ellos sabían que el arrepentimiento es indispensable para la conversión? Y nosotros, ¿sabemos lo que es el verdadero arrepentimiento?

EL CORAZÓN QUEBRANTADO SE ARREPIENTE REALMENTE (v.12-13)

El profeta Joel al hablar sobre el arrepentimiento enfatiza el hecho de que este debe ser de corazón. Con esto nos dice que el verdadero arrepentimiento no es una cuestión meramente formal, no es sólo algo externo. Es cierto que Joel utiliza expresiones externas de arrepentimiento (v.12). Ahora, esas expresiones externas de un estado interno son manifestaciones válidas. Pero Joel está totalmente en contra de manifestaciones externas que no corresponden con la realidad, ya que como dice 1 S. 16:7 “Y Jehová respondió a Samuel: No mires su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.

El pueblo de Dios debe rendir el corazón, no solamente las vestiduras que son externas (v.13). Es muy fácil hacer lo opuesto, rendir las vestiduras en vez de rendir el corazón. Es fácil aparentar arrepentimiento, es fácil disfrazarnos y externamente manifestar que estamos arrepentidos. Pero Dios no quiere eso. Él quiere corazones quebrantados por causa del pecado. Solamente un corazón quebrantado nos aleja del pecado y permite que el favor de Dios esté de nuevo sobre nosotros.

Este es el tipo de arrepentimiento que Joel predica. Él quiere ver ese tipo de arrepentimiento y nosotros también deberíamos desear ver lo mismo tanto en nosotros como en los otros.

¿Cómo se manifiesta el verdadero arrepentimiento?

(1)   Confesión de Pecados: Si no confesamos nuestros pecados específicamente, podemos decir que realmente no estamos arrepentidos. Spurgeon cuenta la historia de una mujer que fue a visitar a un ministro. Le dijo que era una gran pecadora y que, por ello, el pastor debía poner mucha atención en ella. El pastor sospechó que la confesión de esa mujer no era sincera y le preguntó: “Bueno, si usted es una pecadora, claramente usted a quebrantado los mandamientos del Señor. Entonces, leamos los diez mandamientos para que así sepamos los que usted quebrantó”. El pastor comenzó mandamiento por mandamiento y la mujer respondía “siempre guardé ese mandamiento”. Al final ministro comprobó que sus sospechas eran acertadas, la mujer no se consideraba a sí misma pecadora y solamente se arrepentía por el hecho de saber que un creyente debe arrepentirse, pero ella no tenía la noción de la verdadera necesidad de arrepentirse de corazón.

(2)   Contrición: Esto significa verdadero dolor por el pecado. Las Escrituras afirman esta característica. Salmo 51:17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. La contrición es una acción más profunda que el remordimiento. Muchas veces nosotros tenemos remordimiento por alguna cosa errada que hicimos, pero aún no sentimos dolor por ella. Judas sintió remordimiento por haber traicionado al Señor: devolvió el dinero y después se ahorcó. Pero él no se arrepintió por su pecado. ¿Sabemos lo que es la contrición queridos hermanos? Dios quiere que los pecadores sientan la culpa y que lloren por lo que sus pecados han hecho, esto es, por haber deshonrado al Señor.

(3)   Conversión: Este es el punto que Joel más enfatiza. Él usa una palabra que significa “volver”. Implica un cambio que desemboca en una correcta relación con el Señor. Este es el significado esencial del arrepentimiento; requiere un cambio de mente, una profunda modificación de nuestro ser de tal forma que la dirección de nuestra vida cambia radicalmente.

Vemos que un corazón quebrantado se refleja en un verdadero arrepentimiento que nos lleva a una correcta relación con el Señor.

EL CORAZÓN QUEBRANTADO BUSCA SUS MOTIVACIONES EN DIOS (v. 13-14).

Conocer a Dios según lo que Él ha revelado en la Biblia es el mejor camino para tener un corazón quebrantado. Cuando vemos a las perfecciones de Dios, somos llevados a admirar su persona y a despreciarnos. Joel indica ciertos atributos de Dios que sirven de motivaciones para un corazón quebrantado. Dentro de ellos tenemos:

a) La Misericordia del Señor:

Joel dice que la misericordia de Dios es una poderosa motivación para tener un corazón quebrantado (verso 13). Ciertamente muchas veces el Señor cambia su disposición para con el pecador que se arrepiente mostrando misericordia. Algunos preguntan: ¿Cómo Dios puede cambiar su disposición hacia alguien? ¿No es Dios inmutable? ¿Cómo es que Dios se arrepiente? Esas preguntas pueden ser un problema para nuestra mente, pero es importante notar que para Dios no lo son. Dios no explica su arrepentimiento, Él simplemente lo simplifica diciendo que se arrepintió. Él mantiene esa posibilidad para que nosotros nos volvamos de nuestros pecados. Dios es gracioso, eso sí debemos saber.

b) Dios es tardo para la ira:

La misericordia de Dios siempre triunfa sobre su ira cuando el pueblo de Dios se arrepiente volviéndose humildemente a Él. Dios no tiene placer en la muerte. Ezequiel 33:11 dice: “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”. Dios es gracioso en perdonar y siempre está abierto para recibir a todos los que lo buscan en tiempo oportuno.
  
c) Dios se arrepiente del mal:

Dios siempre quiere bendecir, no destruir. Él quiere dar vida, no matar. Pero para hallar la vida todo hombre y mujer deben pasar por el camino del arrepentimiento. Existe una sola elección, a saber, arrepentirse y vivir o no arrepentirse y morir. Quien no se arrepiente será condenado, quien se arrepiente será alcanzado por la misericordia de Dios (verso 14).

d) Dios es el Dios de la Alianza:

El profeta cuando llama al pueblo al arrepentimiento usa la expresión “vuestro Dios” (v. 14). ¿Por qué? Simplemente quería recordar a sus oyentes el hecho de que Dios había firmado una alianza con ellos. La alianza tenía estipulaciones (promesas de bendición y de maldición). Si el pueblo desobedecía sería disciplinado duramente, pero si confesase el pecado y se arrepintiese, Dios restauraría. Dios es fiel.

CONCLUSIÓN:

Un punto final: Para tener un corazón quebrantado también necesitamos líderes que nos guíen a eso. Esa es la forma como Joel cierra este pasaje. Habiendo hablado sobre el juicio, sobre la necesidad de tener un corazón quebrantado y sobre las motivaciones para tenerlo, el profeta dirige sus palabras a los sacerdotes y a los líderes del pueblo llamándolos a ser el modelo de conducta (v. 15). 

Esta es una palabra especial para todos aquellos que ejercen algún tipo de ministerio en la iglesia. ¿Eres profesor, líder, presbítero, diácono, pastor? Sé un ejemplo de una persona que se arrepiente verdaderamente.

Pero no es solamente para los líderes espirituales esta palabra, sino que para todos los hijos de Dios, puesto que todos somos sacerdotes. Todos debemos guiar a otros al arrepentimiento.

Primero mira a ti mismo y pregunta: ¿Me he arrepentido y me arrepiento todos los días de mis pecados? ¿Realmente entiendo lo que es un corazón quebrantado o sólo hago un mero ejercicio religioso?

Después mira para los otros y clama para que se arrepientan, para que se vuelvan de sus malos caminos, que se vuelvan a Dios y para que no sigan en rebeldía. Diles que hoy es el día del arrepentimiento, que hoy es el día de la salvación.

Sólo puedo terminar con las siguientes palabras: Ven a Cristo, confiesa tu pecado, pide perdón por haber ofendido a Dios. Después confía en Cristo para así disfrutar por siempre de su Santa y Bendita presencia y puedas, de esa forma, experimentar la bella bendición de estar de vuelta en la casa del Padre.