jueves, 2 de noviembre de 2017

Reformando Vidas (1)

Hemos crecido en número, riqueza y poder como ninguna otra nación. Pero hemos olvidado a Dios" (Abraham Lincoln).

Hay muchas iglesias en Chile, tal vez no tantas como nos gustaría, pero sin duda hay bastantes en comparación a los países menos alcanzados con el Evangelio. En los últimos años hemos sido testigos del crecimiento en miembros en nuestras iglesias que, gracias a Dios, ha contribuido a tener más recursos para la obra evangelística en nuestro país. Se han plantado nuevas iglesias, se han revitalizado algunas iglesias más antiguas, se han capacitado a nuevos líderes, se han organizado conferencias, movimientos, en fin, parece que la iglesia está avanzando y creciendo de manera saludable en nuestro querido Chile.
Sin embargo, al igual que en el resto del mundo occidental, estamos viviendo en una época que se le ha dado el nombre de post-cristiana; época en que el Cristianismo parece ya no ejercer influencia en la mente y en el corazón de la cultura en general[1].
La iglesia siempre ha enfrentado el peligro del Cristianismo nominal. Y Chile, si bien cuenta con una mayoría de personas que profesan ser cristianas, la verdad es que en muchos sentidos vivimos en una nación no cristiana. Esto lo vemos ejemplificado en el hecho de que la gran mayoría de las personas hoy son relativistas y narcisistas. Por un lado niegan la verdad absoluta y, por otro, son radicalmente individualistas. Vivimos en una cultura de aquellos que toman y no en una de aquellos que dan. ¿Estas señales no son suficientes para concluir que de “cristiana” nuestra sociedad casi no tiene nada?
Es por eso que, como Cristianos, debemos discernir lo que está sucediendo en nuestro país para que entendamos lo que significa vivir para Cristo en nuestro tiempo. En la medida que nuestra cultura va rumbo a la destrucción, la iglesia tiene oportunidades tremendas de demostrar la gran diferencia que hace el ser cristiano. Tomando la pregunta de Francis Schaeffer, podemos decir: ¿Cómo viviremos en nuestro Chile post-moderno? ¿Qué significa ser reformados hoy?
Mi propuesta para este material es sencilla. Quiero que en la primera parte exploremos lo que bíblicamente significa ser reformado. ¿Es un apelativo que está de moda? ¿Es dejarse la barba crecer, hacerse unos tatuajes “cool cristianos”? ¿Es fumar pipa, o puros y tomar cerveza mientras hablamos de teología? ¿Es poder citar a todos los escritores que están de moda en los círculos reformados? ¿Es ser serio y solemne, incluso crítico a todo lo que Dios está haciendo en Su Iglesia?
Intentaremos ver que un reformado es un pobre y desdichado pecador que ha sido alcanzado por la gracia de Dios en Cristo Jesús. Pero también veremos que tenemos una historia, es decir, hubo hermanos fieles que nos antecedieron y que dieron sus vidas anunciando el evangelio de salvación. No aparecimos de la nada y, ciertamente, nada nuevo hemos inventado.
En la segunda parte vamos a tratar acerca del cambio que necesariamente debe producirse en nuestras vidas al ser objetos de la gracia de Dios. La Biblia define al Cristiano como una “nueva creación” (2 Co. 5:17). ¡Eso es una reforma!
Vamos a buscar responder a preguntas del tipo: ¿Cómo Dios nos transforma? ¿Cómo Dios puede reformar mi vida personal, familiar, laboral, ministerial? ¿Cuál es el propósito de esa transformación?



[1] RYKEN, Philip Graham. City on a Hill: Reclaiming the Biblical Pattern for the Church (p. 15). Moody Publishers.

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