jueves, 13 de octubre de 2016

Una visión integral de la Biblia


Dios ha hablado por medio de su Palabra. Es lo que se conoce en Teología como revelación. La revelación entraña la idea de comunicación. Dios se muestra, se devela, se da a conocer. La revelación se da de dos maneras: (a) Por el universo creado y la constitución humana (Sl. 19:1-6; Ro. 2:14-15), es la llamada revelación general; (b) Por la Biblia, registro inspirado de la Palabra de Dios (2 Ti. 3:16-17; 2 P. 1:20-21), es la llamada revelación especial. La Biblia, por tanto, reclama para sí la calidad de registro inspirado de la voluntad de Dios y, por ser inspirado, no contiene errores (inerrante) y no puede ser acusada de error (infalible).
La Biblia nos presenta un tipo de historia particular, a saber, la Historia de la Redención (i.e. cómo Dios salva a pecadores). Como historia, ella presenta un avance bien definido por un comienzo (Creación), un desarrollo (Caída y sus consecuencias) y un fin (Redención y Consumación final). 

a)    La Creación.
El registro de la Creación se encuentra en el Libro de Génesis, donde se dice en su primer versículo: “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra” (1:1). Dios es presentado como el Creador, como Aquel que dio origen a todas las cosas, las visibles e invisibles. Él dio orden al Universo y, particularmente, destaca en Génesis 1 la creación y orden de toda la tierra en 6 días. En el día sexto Dios crea al ser humano (hombre y mujer) y establece para ellos tres mandatos que gobernarán sus vidas y la de toda la humanidad (Gn. 1:26-30): (1) Mandato Espiritual (la relación con Dios); (2) Mandato Social (la relación con sus semejantes y, particularmente, con la familia) y (3) Mandato Cultural (la relación con el Cosmos creado). Ese era el estado primario del ser humano creado a imagen de Dios. Un estado perfecto, pues Dios da su parecer considerando que todo lo creado era muy bueno (Gn. 1:31). Todo era perfecto.
b)    La Caída.
Sin embargo, toda esa creación se vio afectada por la Caída del ser humano en el pecado registrada en Génesis 3. Allí se nos dice que un adversario (la serpiente) se introduce en el Jardín de Dios y tienta al ser humano para que desobedezca a Dios. Tristemente, el ser humano oye la voz de la serpiente y desecha la Palabra de su Creador. Desde ese momento, la historia humana está marcada por tristeza, conflicto, desorientación, maldad, violencia, etc.
Dios había establecido un pacto con el ser humano (Gn. 2:17), pacto que implicaba obediencia total al Creador y que, como consecuencia de su observancia, traería bendición para el ser humano, pues sería elevado a una condición de existencia superior. Sin embargo, el pacto también establecía una maldición por su no cumplimiento: el ser humano moriría. Dios, entonces, fiel a su palabra, al ver que el ser humano había desobedecido, tuvo que aplicar el juicio (mitigado ciertamente, lo que es una demostración de su gracia) y las tres relaciones antes mencionadas se vieron afectadas profundamente por causa de la desobediencia. El hombre ya no disfrutaría más de aquella comunión con Dios (pues espiritualmente murió, cfr. Ef. 2:1); además, las relaciones entre hombre y mujer serían conflictivas (y entre seres humanos) y, finalmente, la tierra quedó bajo maldición, dejando de ser el lugar ideal para transformarse en un lugar hostil para el ser humano.
c)     La Redención.
Pero Dios, que es rico en misericordia no dejó al ser humano a la deriva, sino que prometió un Redentor (Gn. 3:15). Un descendiente de la mujer vendría a acabar con las obras de la serpiente y restauraría las tres relaciones fundamentales del ser humano: Con Dios, con el prójimo y con el mundo. Ese Redentor es Jesucristo, el Emanuel, el Dios-hombre que, cuando se cumplió el tiempo vino (Gl. 4:4) y murió en una Cruz para dar salvación a todos aquellos que creen en él y le reconocen como el Señor y Salvador de sus vidas (Ro. 10:9). Pero la redención no solo restaura la relación con Dios, sino que también las relaciones sociales y las culturales. Es por eso que afirmamos que en Jesús, la restauración se está efectuando y llegará a la Consumación cuando él vuelva nuevamente.